domingo, 1 de julio de 2012

Un poco de historia





Como muchos otros inventos, el Tupperware nació por accidente. El comerciante e inventor estadounidense Earl Silas Tupper(en la foto) (1907-1983) trabajaba como empleado de la compañía química DuPont a comienzos de los años ’30 y experimentaba con polímeros sintéticos, cuando descubrió un método para purificar los desechos del proceso de refinación de petróleo y convertirlos en un material durable, flexible y sin ninguna propiedad tóxica.

Earl Tupper tomaba cursos de técnicas de ventas por correspondencia ya que estaba convencido de que el secreto del éxito residía en la publicidad y el marketing.
El descubrimiento de este polipropileno sintético le permitió primero comenzar a fabricar piezas plásticas para las máscaras de gas utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, para luego de terminado el conflicto mundial dedicarse a fabricar los primeros recipientes plásticos para conservar alimentos.
El famoso “Tazón Maravilla”, como lo patentó Earl Tupper durante su lanzamiento en 1946 llamó la atención de los consumidores de inmediato. Su mágico cierre hermético, que además permitía expulsar el aire, era la solución a incontables problemas para conservar frescos y limpios tanto alimentos como otro tipo de productos no comestibles.
En 1958 Earl Tupper , vende la empresa en 16 millones de dólares a Rexall Corporation (que luego se convertiría en Dart Industries) y compra una isla en Costa Rica donde fijaría residencia para evitar pagar los impuestos de Estados Unidos.

A más de 60 años de su lanzamiento al mercado la empresa Tupperware sigue vigente y  posee una fuerza de venta directa de más de 2.5 millones de personas alrededor del mundo.
En la actualidad existen miles de marcas que los fabrican, pero ¿hay otra manera de llamarlos que no sea “Tupper”? La historia de estos recipientes es una de esas en las que la conjugación de varios factores inesperados lograron convertir un buen invento en todo un ícono de la sociedad, traspasando culturas, hábitos e incluso transformando su propio nombre en un estándar para nombrar a cualquier tipo de envase dentro de su misma categoría.
 

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